domingo, 21 de agosto de 2011

Please, please, please let me get what I NEED!


Me levanto y, después de comer un plato de cereal tranquilamente, me pongo los tenis y salgo del edificio hacia la zona donde está la universidad. Las calles tranquilas de la ciudad y sus áreas verdes invitan a hacer un recorrido de caminata y carrera. Respiro bien a pesar del asma: la ciudad está limpia. Llego a las canchas de la universidad. Hay hombres dando mantenimiento al pasto; paso delante de ellos trotando, vestida con shorts muy cortos y una blusa deportiva cómoda para hacer ejercicio pero que no deja casi nada a la imaginación… me respetan. Regreso a casa. Salgo más tarde hacia el súper y tomo el autobús; se detiene en la parada y espera a que suba con paciencia. En menos de cinco minutos llego al supermercado. Tomo un carrito de la fila, donde todos están perfectamente bien acomodados. Treinta minutos después, dispuesta a ir a cajas, me doy cuenta de que no llevo la cartera. La busco con desesperación; dejo temporalmente lo que voy a llevar y salgo de la tienda. Volteando hacia todas direcciones, detengo la mirada en la fila de carritos; ahí está, intacta. La tomo y pago. Vuelvo a casa. Camino varias calles con las bolsas en mano y los autos me ceden el paso. Llego a casa. Dos horas más tarde, me voy a la estación a esperar a una persona que me llevará a una ciudad a dos horas de aquí; no lo conozco pero nos conviene compartir el viaje…

Esa podría ser un día normal de la semana para mí. Lamentablemente, no me encuentro en mi natal y querido México, sino en Alemania. Digo “lamentablemente” porque, como lo habrán notado, aquí se vive una seguridad con la que no se puede contar allá.
Me gustaría siempre hablar bien de mi país en todos los sentidos. Pero este deseo parece ser meramente emocional, pues razones no hay para defender lo indefendible: ya viví un secuestro exprés y no puedo salir a las calles sin sentirme amenazada; no se puede viajar a varias ciudades del país sin temer a una balacera; en el metro hay que llevar ropa holgada para ser respetada... Nadie puede decir que México es seguro.
Quisiera saber por qué en países como éste la gente parece ser incapaz de robar una cartera, una mochila o una bicicleta; hay respeto y civismo. ¿Qué tendrán que nosotros no tengamos? Para empezar, por supuesto, ¡son ciudades más pequeñas!, mmm… pero Alemania tiene casi cuatro veces más habitantes por metro cuadrado que México. Entonces, ¿cómo llegaron a distribuirse con este orden? Quizás la reorganización necesaria después de cada guerra… Ok, destruir México y reconstruirlo no parece ser una opción.
De cualquier modo, no creo que seamos peores personas que ellos. Me pregunto entonces: ¿ha sido nuestra suerte? Esto no me hace más que recordar la canción de The Smiths:

Good times for a change
See, the luck I’ve had
can make a good man
turn bad.


Seguro la letra habla de mala suerte… Pero me parece que en México tuvimos mucha mejor suerte que Alemania en el siglo XX. Entonces, ¿ha sido nuestra BUENA suerte?
De cualquier modo, ojalá México no tenga que seguir aprendiendo a madrazos en el siglo XXI; ojalá las balas, los secuestros, robos y demás, no tengan sentido alguno.

2 comentarios:

  1. Comentan que las desgracias unen a la gente para poder alcanzar un mismo objetivo, algo parecido a esto se vivió en el 85, por los sismos, lamentablemente también si vivió el saqueo y el oportunismo, sucesos que se presentan en cada desastre... mmm
    Esto nos da como única respuesta, nuestra naturaleza, naturaleza de gente que tiene tatuado en la mente el haber sido esclavos, el no tener una identidad propia, el tener como ley ¨el que no tranza no avanza¨, creer que después de muchos ayeres donde uno no a sido más que una bacinica de otros paises, no tenemos más capacidad como para comenzar a trabajar en un presente honroso y un futuro de triunfante.
    Definitivamente, mientras sigamos siendo egoistas ante nuestro andar por el mundo, seguiremos padeciendo ese flagelo que estúpidamente hemos querido aplicar a los demás, pero solo terminamos reventandolo en nuestra propia cara y espalda.

    Paco Toledo

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  2. jajajaja ok. ya leí que estas en Alemania!
    Necesitas contarme detalles en un correo, pero estoy segura que apoyo 100% tu viaje.

    Yo te entiendo, amo México, de verdad me encanta...a veces cuando salgo a caminar aquí en las noches y escucho pasos o ruidos detrás de mi, creo que en cualquier momento me arrebatarán la bolsa o al menos me darán una nalgada, pero son simplemente personas trotando, o el ruido de los mapaches en los arbustos.

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